Quedan pocas ganas de seguir a veces, hasta que miro tu sonrisa... Esa, que sabe encender una luz de esperanza en plena oscuridad.
Te escucho reír, te miro jugar, te veo en tu mundo tan chiquito.. deseo con el alma que nunca te toque ser grande.
A veces me gustaría poder evitarte dolores y caídas.... pero ese no es mi trabajo, lo único que debo hacer es preocuparme por estar ahí el día que caigas y ayudarte a levantarte. No hay nada en este mundo mi sol que no se cure con mimos.
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